domingo, 17 de noviembre de 2013

EL DESNUDO FOTOGRÁFICO: elementos para la discusión en torno a la diferenciación arte-mercado (parte I)


                                                                                
 “El cuerpo es el texto hecho carne
                                                   Donald Kuspit

         El encuentro con el cuerpo desnudo en la fotografía autoral  es parte de un asombro sui generis.  Más que el encuentro con la piel, es un instante de disfrute de la luz, la forma y la textura  lo que lo hace visualmente interesante, que no apetecible. 

        El desnudo fotográfico, es capaz de establecer un puente entre la proyección de los pensamientos intimistas del autor en su mundo psíquico y la concreción de estas sobre un sujeto-piel muchas veces ajeno y en algunos casos propio

         La poca cantidad de superficie en torno a la cual se circunscribe la creación hace que las nuevas propuestas en este género sean bastante escasas. De alguna manera, esta limitación  obliga a reducir el campo de visión  a un escaso entorno. La mirada se pasea entre el  detalle y la extensión corpórea. La luz enmarca la forma dejando  la anonimia  entre las sombras, mientras que  algunos autores se internan en la relación de la desnudez y lo que la circunda, creando  distintas estrategias que le permitan compartir  esas visiones fotográficas en el marco de las convenciones sociales que determinan, para cada grupo humano y cada época, unos parámetros de censura. 
         El pecado original permitió que la concupiscencia gobernara  la desnudez: así el ordenamiento religioso dio una explicación a la verguenza biblica. Un religioso ordenamiento que pasó a ser el  primer antepasado de la censura y que dividiría el cauce del comportamiento humano ante el cuerpo sin vestiduras  en la sociedad occidental.  Esa vergüenza convirtió la desnudez en una visión culposa heredada por la fotografía.
         Es cierto que el artista  intenta romper estas barreras expresivas mostrando cuerpos que se adapten a sus respectivos momentos históricos. Pero, también es cierto, que abonan el camino para nuevas convenciones sociales y nuevas censuras, independientemente de que ese ensanchamiento de fronteras lo haya llevado a cabo un Augusto Bellock o  Drtíkol, Weston o Bil Brand, Manuel Álvarez Bravo o  Maplethorphe.  De tal modo que coincido plenamente con Richard Dyer  cuando plantea el desnudo en las artes visuales como una serie de estrategias en una estructura de convenciones sociales que ya estaban  muy bien adaptadas al desnudo en las artes plásticas.
Augusto Bellock
         Tal vez, la percepción de realidad que se le asignaba a la fotografía hasta bien entrado el siglo XX impidió mostrar abiertamente intenciones estéticas en el desnudo fotográfico, circunscribiéndolo a un mercado de imágenes prohibidas que fueron consideradas, en muchos casos, como productos de la pornografía. Por supuesto que, los cambios impulsados por   la industria cinematográfica,  Las experimentaciones para deslindar a la fotografía de la realidad y convertirla en una reinterpretación de ésta a través del cuerpo (Rjlander, Demachy, Man Ray entre otros) generaron  un protagonismo del desnudo en los círculos intelectuales.  La idea del espectador voyeur se fue perdiendo en la medida en que el desnudo logró algunas muestras de masificación y esto  hizo que la fotografía del cuerpo  pasara, de la observación furtiva, al goce de la contemplación.


         Esta apertura de la visión del cuerpo que estamos tratando, fue una importante estrategia de mercadeo que, hasta la fecha, ha  mantenido viva la industria editorial y la industria gráfica del desnudo, abriendo una brecha cada vez más amplia entre la sensualidad, el erotismo y la pornografía. Esta aseveración se afianza en los distintos niveles de un  tratamiento sígnico que va, desde la connotación a través de la forma, el volumen, la iluminación y el tono; hasta lo más denotativo como la imagen explicita en la que la desnudez  es un elemento más  para la publicidad  así como  una excusa para el uso  del cuerpo como mercancía. Actividad esta última  casi siempre camuflada bajo el manto intangible del arte.

         Pudiéramos pensar que  por eso, mientras fotógrafos como Weston, Saudeck,  Coplans, Álvarez Bravo, entre otros; problematizaban la luz sobre la forma en la búsqueda del goce estético; otros más conocidos en el  comercio de imágenes  como Hugh Hefner fundador de playboy (1953) , además de fotógrafos-empresarios como Bob Guccione, fundador de Penthouse (1965)  o mercenarios como Larry Flint -el editor de "Hustler"1974-conformaron una industria fotográfica de técnica impecable, destinada a ser cada vez  más agresiva y explicita. Así como más capaces de vender cada cuerpo como un objeto perfecto del deseo, catapultando el desnudo fotográfico como mercancía.


Betty Page Play Boy 1953
penthouse 1965
Hustler 1974


          Tal vez allí radica la gran diferencia entre el desnudo comercial y el desnudo de autor en la fotografía; pues, el primero provoca, el segundo evoca. El primero muestra las bondades físicas  de quien posa como modelo con una clara idea de identificación en un entramado promocional;  El segundo, es  una empatía autor-sujeto-luz-textura que aleja la función identificadora y pone en marcha la función estética. Basta ver los tratamientos autorales de Von Gloeden, Ramírez,  Bill Brand, Newton, Avedon, Clergue, Loup Sieff, Maplethorphe, Schatz, Araki,  Tanako,  Kamper, Navarro, entre otros; que hicieron aportes a una mirada conceptual de la fotografía del cuerpo. 

         Hace ya tiempo que el camino muestra una dicotomía que hoy día parece un punto de fuga pues, sus líneas parecen cruzarse en el horizonte. Ahora, se mezclan visiones de ambas tendencias en una reinterpretación cada vez más compleja de la relación cuerpo-concepto. El Caos visual  amalgama lo grotesco y lo sutil. El “Cyborg” toma forma en un cuerpo fragmentado a partir de visiones en las que el color predomina. La piel interactúa. La imagen tiene una fealdad que se acerca a nuestra cotidianidad y ayuda a la aceptación del cuerpo-masa; por lo que pudiéramos hablar de una hermosa fealdad  inmersa en la estética de lo feo tan difundida en nuestro entorno por Witkins, Serrano, Garrido o Marcos López.

Joel Peter Witkins
Andres Serrano
Nelson Garrido
                                                                                                                              


   





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