domingo, 17 de noviembre de 2013

Y se fue el Maestro Girlando

EL NINO QUE JUEGA A SER GIRLANDO
          Ayer lo vimos  aun rodeado  de juguetes de plata  y gelatina.  Cajas de fotos por aquí y por allá. De pronto, parece abstraerse y enfrentar una guerra de permanencia contra los objetos de la habitación. Entonces, es apuntado por pedazos de nácar  que pueblan las repisas. Sus radios de largo alcance lo amenazan  con voces gangosas como de  radiopatrullas diciendo: ¡Ríndete José que estás rodeado! Sabemos que estás ahí detrás de tus diapositivas ¡ríndete Giuseppe  o te sacaremos por la fuerza!
         Girlando es un niño que  como un comanche a caballo, los mira desde su “cuarto loco” y contraataca lanzando escritos y recuerdos con esa puntería que otorgan más de 60 años disparando cliks. Luego, salta sobre las antenas de radio y los paraliza a fuerza de historias. Los cubre   con una gigantesca atarraya cosida por las esquinas  que no permite que los recuerdos se fuguen de su impresionante memoria.

          Así, cada noche después de la batalla  va a dormir con su amada Mercedes  aun presente en una fotografía que abraza junto a la virgen de la valenciana.

El sueño lo ubica  en los 50’ cuando vio el trópico y por alguna razón que él mismo no se explica, llegó  a Villa de Cura. La dictadura perezjimenista iniciaba su andar  mientras Girlando atesoraba publicaciones  de fotografía.  Revistas argentinas, italianas y francesas se unieron a la constante observación de las técnicas que otros fotógrafos como Pedro Lapenta Temponi  utilizaban y  guardaban con mucho celo. A éste le alquiló su estudio y aprendió a trabajar el comercio fotográfico hasta que en los 80’ estableció su propio negocio.  El italiano de la moto era una especie de joven bohemio, un ser  inquieto que nunca paso desapercibido a las miradas femeninas. La fotografía además de afición fue una manera de abrir camino a la conversación, compartir ideas, mejorar el idioma. y enamorar a Mercedes
 Su búsqueda permanente de la imagen lo lleva a otras formas de comunicarse el cine 8 mm., el super 8, la fotografía aérea, la fotografía submarina, el estudio comercial y la imagen autoral y la enseñanza de la fotografía siempre acompañada de los pesados equipos de su época que trasladaba hasta la Escuela de Artes Visuales Rafael Monasterios donde abrió la primera Cátedra de fotografía del estado Aragua

          A lo largo de su carrera ganó premios de la asociación de cine amateur, menciones del Foto Club Caracas sin duda uno de los más exigentes en su momento. También ganó el  premio de fotografía del 25 aniversario del diario El Nacional.

        Sus imágenes, documentan la evolución del urbanismo del sur de Aragua y el crecimiento de los pueblos San francisco de Cara hoy bajo las aguas de la represa de Camatagua. La instalación de la estatua de Bolívar en su plaza  villacurana, el desmontaje del viejo ferrocarril en Cagua. La mirada del animal ante la muerte, Los velorios de angelitos deben ser vistos con su propia estética,  lejos de la inmediatez de lo contemporáneo.

         José Girlando escucha sus verdades cada mañana. Acaricia sus textos, peina la radio con sus dedos y mira las conchas de nácar diciendo: no se vayan, que ahora, después de cerrar el negocio, vengo a que juguemos de nuevo. Luego, se dirige al pasillo y al salir apunta con cierta malicia su nueva cámara digital hacia ellos y ¡click! los atrapa en pixeles de un nuevo milenio ¡ja! hala sus tirantes con los pulgares  y los deja caer sobre su pecho ¡plaf plaf! como diciendo:  ¡Nadie me quita lo baila’o!  


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